miércoles, 9 de septiembre de 2009

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Hace diez años, la hermana María Alcira García Reynoso llegó al Barrio Alianza de la localidad de Tres Isletas, en el Chaco, noroeste argentino. En esta provincia la pobreza roza el 60 %. Existían carencias de todo tipo: desnutrición severa infantil, enfermedades que causaban estragos por la falta de una mínima atención sanitaria, violencia familiar y de la otra, analfabetismo y una altísima deserción escolar.

La religiosa integrante de la congregación Jesús María, llegó con la misión de fundar una escuela pero in situ, re formuló el proyecto. Asumió el desafío de ofrecer una respuesta integral.

Una respuesta que terminó siendo tomada como un modelo para combatir la pobreza en América Latina.


Comenzó creando un centro de salud ya que el hospital quedaba lejos y las madres que debían ir caminando con sus hijos en brazos por la falta de transporte.



Luego sumó el jardín maternal y el jardín de infantes, no sólo para asistir a los niños, sino también a las madres en su tarea de educar y alimentar a sus hijos. También fue necesario crear un centro de apoyo escolar ante la deserción.


Se armó, además, un taller de prótesis frente a tanta gente con problemas de motricidad. Cientos de personas que estaban condenados a una severa limitación de su movilidad por no tener aparatos elementales, pero inalcanzables para ellos en un contexto de tanta necesidad.


La hermana María Alcira en una década fue capaz de concretar tantas obras haciendo participe a todo el barrio de su desarrollo."Porque acá todos tienen una responsabilidad asignada, un papel claro, y estamos hablando de unos 70 operarios y más de medio centenar de personal calificado: maestros, técnicos, médicos", precisa en una entrevista con el periódico Clarín.

Los comedores, atienden un turno a las 11 am para niños desnutridos y menores de tres años, y otro, a las 12, para niños más grandes, más las viandas para gente muy necesitada.

Estos comedores reciben un aporte de dinero para 280 raciones, pero la gente de la hermana Alcira logra que alcancen para 400.

Además, poseen un enorme invernadero, donde se cultivan verduras, ya es una buena ayuda para la financiación del centro.

Si bien, ahora es una fuente parcial de ingresos, aspiran a que cubra todo el funcionamiento. Los trabajadores del invernadero muestran orgullosos los enormes pimientos, los tomates y otras tantas verduras.

En verdad, las obras de la hermana María Alcira "y de tanta gente porque somos muchos los que trabajamos acá", aclara una y otra vez la religiosa, trasciende el centro comunitario. Porque se consiguieron fondos para la construcción de casas para el personal. Han construído 38 hogares con habitaciones de tres por cuatro.

Además, el gobierno provincial dotó de agua potable y cloacas a muchas casas lindantes. Y levantó a su lado una estupenda escuela que imita la línea de construcción del centro.


250 niños asisten a las clases de catequesis y en medio del centro comunitario se levanta una hermosa capilla.


El éxito de tamaño desafío está a la vista.


A comienzos de este año, la desnutrición en los niños menores de un año llegó a cero.

La violencia cayó a la sexta parte.

Las vacantes en los jardines no alcanzan y todo Tres Isletas está orgulloso del centro y quiere participar. Los comerciantes le hacen fuertes rebajas y el ayuntamiento los abastece de la energía eléctrica.

Pero la faena no cesa. La pobreza, que desde mediados de 2007 volvió a crecer en el país. La producción de algodón -el gran cultivo de estos lares- bajó muchísimo, el girasol se perdió casi todo por la sequía, los aserraderos no pasan tiempos de bonanzas y la industria brilla por su ausencia.


El mundo se puede cambiar con gente que se suma y trabaja por la dignidad del hombre. Manos que se unen y hacen milagros.


Hacemos un llamamiento:
faltan patrocinadores con aporte económico, financiero y del que dispongan.
faltan voluntarios del país y del exterior dispuestos a pasar en el centro dos meses o más dando una mano.

Para colaborar con la hermana María Alcira hay que llamar al
0054 3732-461195 o escribir al mail magr3i@gmail.com




Fuente: Clarín.com


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